Eficiencia energética en refrigeración industrial. Parte 4: Certificados de Ahorro Energético (CAES)

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Eficiencia energética en refrigeración industrial. Parte 4: Certificados de Ahorro Energético (CAES)

En la tercera parte de nuestra serie sobre eficiencia energética en refrigeración industrial, analizamos cómo los sistemas de control y monitorización optimizan el rendimiento y reducen el consumo eléctrico de las instalaciones. En esta cuarta parte, damos un paso más y mostramos cómo estas mejoras se traducen en ahorro en refrigeración industrial medible y en oportunidades económicas a través de los Certificados de Ahorro Energético (CAE).

¿Qué son los Certificados de Ahorro Energético?

Los CAE son documentos que acreditan que una determinada actuación ha generado un ahorro energético verificable. Estos certificados pueden ser adquiridos por las comercializadoras de energía (sujetos obligados), que los necesitan para cumplir con los objetivos de eficiencia marcados por el Gobierno.

En la práctica, esto significa que una empresa que invierte en eficiencia energética puede obtener un ingreso adicional al certificar sus ahorros y transferir los CAE en el mercado.

Magnitud del mecanismo en España

  • En 2024 se generaron cerca de 2.000 GWh acumulados de ahorro energético certificado, con un valor de mercado superior a 220 millones de euros.
  • Se estima que hasta 2030 los CAE movilizarán miles de proyectos de eficiencia, incluyendo refrigeración industrial, iluminación, climatización y procesos productivos.
  • Una planta frigorífica que reduzca su consumo mediante sistemas indirectos, recuperación de calor o control avanzado podrá acreditar y comercializar esos ahorros.

Beneficios de los CAES para una refrigeración industrial eficiente

  1. Retorno económico adicional: los ahorros energéticos generan un ingreso, más allá del ahorro en la factura.
  2. Mayor viabilidad de proyectos: mejora los plazos de amortización de inversiones en eficiencia energética.
  3. Visibilidad y prestigio: contar con ahorros certificados refuerza la imagen de sostenibilidad y compromiso ambiental de la empresa.

Conclusiones

La refrigeración industrial se encuentra en el centro de la transición energética. La presión regulatoria, el coste creciente de la energía y la necesidad de reducir emisiones obligan a repensar los sistemas no solo como un consumo inevitable, sino como una palanca de eficiencia y competitividad.

A lo largo de este artículo hemos visto que existen soluciones maduras y probadas que permiten dar ese salto:

  • Instalaciones con fluidos secundarios, que ofrecen seguridad, escalabilidad y flexibilidad.
  • Refrigerantes naturales, que garantizan sostenibilidad y cumplimiento normativo a largo plazo.
  • Recuperación del calor de condensación, que transforma un residuo en un recurso para reducir drásticamente el consumo de combustibles.
  • Sistemas de control y monitorización, que orquestan el conjunto y permiten aprovechar al máximo renovables, tarifas eléctricas y asignación de costes energéticos.
  • Certificados de Ahorro Energético (CAE), que facilitan el logro de un un ahorro energético real en la refrigeración industrial. 

No obstante, es importante remarcar que no existe un único camino. Cada solución tiene cabida en la industria y debe valorarse en función de las características del proyecto, el producto, el entorno regulatorio y los objetivos estratégicos de la empresa. Solo mediante un estudio pormenorizado de cada caso se pueden diseñar instalaciones que maximicen la eficiencia, la seguridad y la rentabilidad.

En definitiva, la refrigeración industrial eficiente no es solo una necesidad ambiental, sino una oportunidad estratégica. Las empresas que apuesten por estas tecnologías no solo reducirán costes y emisiones, sino que ganarán en flexibilidad, resiliencia y competitividad en un mercado cada vez más exigente.

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